El agua es un bien escaso y debemos darle la importancia
debida a beber agua de buena calidad tanto desde el aspecto fisicoquímico como
bacteriológico.
En capital y la mayoría de los partidos del GBA el agua es
provista por AYSA que la extrae del Río de la Plata en dos puntos: Palermo y
Bernal. En ambos casos el proceso es el mismo, se la almacena en grandes
piletones, se la trata con un floculante ( sulfato de aluminio) para quitarle
las partículas en suspensión, las que hacen que el río sea marrón, luego se la
filtra, se la lleva a un PH adecuado con hidróxido de calcio (cal) y por último
se le agrega cloro ( en estado sólido en forma de cloramina T, que lo va
liberando lentamente ). Dependiendo del lugar donde uno viva el agua el agua
tiene más o menos sabor a cloro. En el partido de San Martín el agua viene de
la estación elevadora de Carapachay .
El problema es que el río está contaminado
con metales pesados como plomo, cadmio, mercurio y no metales como arsénico,
fenoles y otros y el proceso de AYSA no los elimina.
Estos contaminantes si bien en el corto plazo no provocan
síntomas, a lo largo de los años se almacenan en el hígado y pueden ,según el
organismo, traer severas consecuencias. De esto poco se habla, sólo se dice que
el agua es pura porque no tiene gérmenes patógenos. El tema se podría resolver
poniendo las tomas a por lo menos 2 km de la costa, pero por ahora nada. Además
la irrisoria tarifa que se cobra, desalienta la inversión.
Quiero contar lo que me sucedió en la facultad, a mí,
acostumbrado al agua de pozo de mi barrio, que en ese entonces era de buena
calidad, si bien muy dura. Cuando iba al comedor estudiantil venía que el té no
tenía color y si olor y sabor a lavandina. Un buen día el agua era tan amarga
que parecía hiel, la gente no la quería tomar. OSN emitió un comunicado
diciendo que a pesar del mal gusto el agua era potable. Lo que había sucedido
que alguna industria había vertido una cantidad extraordinaria de fenoles al
río, que combinados con el cloro formaron clorofenoles, hoy sabemos que son
altamente cancerígenos.
Las aguas de pozo son de dudosa calidad, desgraciadamente el
acuífero Puelches, que corre por debajo de la provincia de Buenos Aires, está
contaminado, además tiene muchos nitratos, que el hígado convierte en nitritos,
cancerígenos también. Otro comentario: una familia amiga que tiene bombeador en
Villa Udaondo ( partido de Ituzaingó) padecía de frecuentes diarreas, sobre
todo los chicos. Al analizar el agua vimos que tenía escherichia coli, una
bacteria de origen fecal, que era la que provocaba los malestares.
Qué hacer entonces? Si tenemos que cocinar y beber el agua
mineral tiene un costo muy elevado.
Algunos compran agua en bidones, perfecto, es agua de pozo y
salvo que sean de buena marca y extraída a mucha profundidad , la calidad es
dudosa. He visto algunos bidones con un sedimento marrón en el fondo.
La solución es una sola y no quiero hacer publicidad, la
ósmosis inversa, que provee un agua de alto grado de pureza, ya que es el único
sistema que elimina todos los contaminantes, además de la dureza de calcio y
magnesio. Su calidad es comparable al agua Glaciar o Nestlé, además baja mucho
el sodio, bueno para los hipertensos. No elimina todas las bacterias, en el
caso de tener agua de pozo contaminada, haría falta un dosificador de cloro en
el tanque, que siempre debe estar limpio, al menos debemos lavarlo y
desinfectarlo una vez al año.
Volviendo al tema de los purificadores de agua, cuidado con
esos que se venden con distribuidoras que hacen reuniones caseras. Constan de
un simple cartucho de carbón activado, que solamente sacan el cloro residual y
los sedimentos y nada más. Por supuesto los que los venden embaucan a la gente
llevando un frasquito de ortotoluidina, que con el cloro da color amarillo y
hacen ver que el agua a la salida del filtro no da reacción. Cuestan cerca de
2.000 pesos y no sirven.
La ósmosis inversa se emplea en Israel para potabilizar el
agua de mar. Es un sistema más costoso,
pero evaluando la relación costo / beneficio se amortiza en pocos meses. Uno
familiar provee 200 litros de agua de altísima pureza por día y si bien vale
2,5 veces lo que cuestan los filtros comunes, vale la pena, además los
componentes duran años y se reponen muy fácilmente.